Sobre Nosotros
Desde muy pequeña supe que quería ser bailarina. No sé porqué tenía tantos reparos en comunicar esto a mi familia, así que para reyes les pedía que me trajeran unas zapatillas de ballet, a ver si así se daban cuenta de mi vocación.
Por otra parte, tenía otra pasión: me encerraba en mi habitación, después de volver de la escuela, y dibujaba personajes. Tenía una gran colección que guardaba en mi armario.
Un día tímidamente le dije a mi madre: «yo quiero ser bailarina». A lo que ella respondió: «Nooo, que se te cansan mucho las piernas».
Ahí quedó todo, nunca más volví a comentar nada, y cuando tuve la suficiente independencia para coger un autobús, con trece años, me busqué un polideportivo donde hacían gimnasia rítmica. Así empecé a desarrollar mi gran vocación.
Mi primera muñeca fue construida con fieltro y algodón. Me hice un títere de corcho, y lo colgué de la pared. En mi habitación habitaban un sinfín de personajes que tenían vida.
Finalmente entré en el Conservatorio de Madrid, Arte Dramático, a la vez me examinaba en el conservatorio por libre de Danza clásica y comencé a tener diferentes trabajos en distintas compañías.
Estudié restauración de pintura en la escuela de Alcalá de Henares. También ingresé en una academia para estudiar animación. Iba a dibujar modelo del natural al círculo de Bellas Artes, y estatua en el Museo de América. Le he dedicado muchas horas al dibujo y la pintura, y me parece bien.